Inglaterra podría reconocer a Palestina. Implicaciones jurídicas y precedentes internacionales

30 de julio de 2025 — El gobierno del Reino Unido se encuentra en una encrucijada política y jurídica que podría culminar en el reconocimiento oficial del Estado de Palestina, un movimiento que sacudiría el tablero diplomático y legal internacional. Esta posible decisión, anunciada por fuentes internas del Foreign, Commonwealth & Development Office (FCDO), no solo tiene un fuerte impacto geopolítico, sino que abre una ventana para analizar cómo se encuadra jurídicamente esta acción bajo el Derecho Internacional y la legislación nacional británica.
Contexto político y diplomático
Desde la Declaración Balfour de 1917 y la partición de Palestina de 1947 promovida por la ONU (Resolución 181 de la Asamblea General), la cuestión palestina ha sido un grave problema diplomático. Hasta ahora, el Reino Unido ha mantenido una posición cautelosa, apoyando la solución de dos Estados negociada y respetando los procesos diplomáticos multilaterales.
Sin embargo, tras el reconocimiento oficial de Palestina por más de 135 países (incluidos Suecia, Irlanda, y recientemente México en 2023), y la creciente presión interna y de la sociedad civil británica, el gobierno británico evalúa si es jurídicamente viable y políticamente oportuno dar este paso.
El reconocimiento estatal: marco jurídico internacional
Reconocer un Estado es una prerrogativa soberana del Estado reconocedor, aunque no está codificada en un tratado internacional específico. Se basa en la práctica y en principios generales de Derecho Internacional Público.
El criterio clásico proviene de la Convención de Montevideo (1933), que establece cuatro condiciones para la existencia de un Estado:
- Población permanente.
- Territorio definido.
- Gobierno efectivo.
- Capacidad para entrar en relaciones internacionales.
Palestina cumple en buena medida estas condiciones, aunque el control efectivo sobre su territorio es limitado y disputado, principalmente en Cisjordania y Gaza.
El Artículo 1 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados (1969) también es relevante, porque refleja la importancia del consentimiento soberano para los compromisos internacionales. Algo que Palestina busca demostrar con este reconocimiento.
Reino Unido y el reconocimiento: leyes internas y precedentes
En el Reino Unido, el reconocimiento de Estados extranjeros es una función ejecutiva, delegada al Foreign Secretary (Ministro de Asuntos Exteriores). Legalmente, no requiere aprobación parlamentaria directa, aunque el Parlamento puede influir mediante resoluciones no vinculantes o debate político.
La base legal para el reconocimiento se encuentra en la Foreign Jurisdiction Act 1890 y en la práctica diplomática establecida a lo largo de los siglos. En la jurisprudencia británica, un precedente relevante es el caso R v Secretary of State for Foreign and Commonwealth Affairs, ex parte World Development Movement Ltd [1995]. Donde se estableció que las decisiones en política exterior tienen un margen amplio de discrecionalidad.
Casos y ejemplos internacionales que iluminan el camino
El reconocimiento de Palestina no es un fenómeno aislado. En 2012, la Asamblea General de la ONU otorgó a Palestina el estatus de Estado observador no miembro (Resolución 67/19), un hito que impulsó algunos reconocimientos estatales.
Suecia fue pionera en Europa en 2014 al reconocer a Palestina, basándose en un análisis político-jurídico que consideró que este reconocimiento fomentaría la paz y la estabilidad en la región.
Por otro lado, España y Francia han adoptado posiciones más matizadas, reconociendo en la práctica la capacidad palestina para actuar internacionalmente, pero sin reconocimiento formal. Alemania, a su vez, ha condicionado su postura a la evolución del proceso de paz.
Implicaciones jurídicas de un reconocimiento británico
Un reconocimiento británico formal supondría:
- Apertura de misiones diplomáticas: Inglaterra podría establecer una embajada en Ramala, y Palestina abrir la suya en Londres. Esto implicaría la aplicación de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas (1961) en las relaciones bilaterales.
- Derechos y obligaciones internacionales: Palestina adquiriría capacidad jurídica plena para firmar tratados con el Reino Unido y otros Estados. Esto abre la puerta a acuerdos bilaterales en comercio, seguridad, cultura y más.
- Implicaciones en litigios internacionales: El reconocimiento podría fortalecer la posición palestina en tribunales internacionales, como la Corte Internacional de Justicia (CIJ) o la Corte Penal Internacional (CPI), especialmente en casos relacionados con ocupación, derechos humanos y reparaciones.
- Impacto en acuerdos y tratados existentes: Londres debería revisar la aplicabilidad de tratados bilaterales con Israel y Palestina. Además, el reconocimiento puede afectar la política británica en foros multilaterales como la Unión Europea (aunque el Brexit ha reducido la influencia directa) y la ONU.
Obstáculos y controversias
No todo es un camino despejado. Existen críticas internas y externas sobre la conveniencia del reconocimiento:
- Israel y Estados Unidos, aliados tradicionales del Reino Unido, han advertido que un reconocimiento unilateral puede erosionar el proceso de paz negociado y aumentar tensiones.
- Desde el punto de vista jurídico, el Reino Unido debe evitar violar resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, como la Resolución 2334 (2016), que condena los asentamientos en territorios palestinos ocupados, pero que no impide el reconocimiento estatal.
- El debate interno británico también considera que un reconocimiento prematuro podría afectar acuerdos de seguridad, cooperación antiterrorista y comercio con Israel.
Conclusión: ¿un salto hacia el futuro o un riesgo diplomático?
La posible decisión del Reino Unido de reconocer a Palestina es una jugada audaz en un tablero complejo, donde se cruzan la historia, la diplomacia, la ley y la política. Desde un enfoque jurídico, el reconocimiento es viable y legítimo, apoyado en principios sólidos del Derecho Internacional y en precedentes internacionales.
Sin embargo, la decisión exige un delicado equilibrio político que debe sopesar los beneficios humanitarios y de justicia histórica contra los riesgos de desestabilización regional y tensiones diplomáticas.
Sea cual sea el desenlace, lo cierto es que el Reino Unido podría convertirse en un actor clave para redefinir el estatus jurídico de Palestina, aportando un soplo de aire fresco a una cuestión que lleva demasiado tiempo sin solución.
🌟Legislación Internacional Aplicable:
Convenio sobre Relaciones Diplomáticas firmado en Viena el día 18 de abril de 1961.
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